"Cromoterapia Geométrica"


El lenguaje oculto de la naturaleza es geométrico, así lo entendían diversas civilizaciones antiguas tales como los Mayas, Egipcios y Griegos, entre otros. En aquellos tiempos, la geometría se comprendía desde otra perspectiva más completa y muy diferente a lo que conocemos hoy en día. En la actualidad las matemáticas se entienden sólo como una ciencia racional, pero dichas civilizaciones las practicaban más bien desde un punto de vista espiritual.

Todas las formas que existen en el universo tienen un origen geométrico-energético, que funciona como lo haría una “semilla”. Guarda dentro de sí, toda la información necesaria para dar inicio a la creación de animales, plantas, insectos, etc. En todo orden de cosas, el universo se manifiesta desde un microcosmos a un macrocosmos, cumpliendo el mismo patrón, sin importar el tamaño o la especie.

El planeta Tierra, llamada por los sabios, la “Matriz” o “Lady Gaia”, es el ser consciente que contiene dentro de sí misma toda la manifestación física de las cosas. Como muchos saben, existen 4 elementos necesarios para la vida: El aire, el agua, el fuego y la tierra. Pero también existe una última unidad, de la que emergen estos 4 elementos, conocida como el “éter”. Este último es la energía vital del universo, del que varias culturas tenían conocimiento, como por ejemplo; la oriental. En Japón, al “éter” se le llama “Ki”, en China “Chi”, en India “Prana” y en Occidente “Éter”, éste es la fuerza creadora de todo lo que es. Del mismo modo que todos los seres poseen una estructura geométrica para que puedan manifestarse en el mundo físico, también lo poseen los elementos. El agua es representada desde el tiempo de Pitágoras por un icosaedro. Así mismo, el tetraedro representa el fuego, el octaedro representa el aire, el hexaedro o cubo es la geometría de la tierra y el dodecaedro es el que encierra la matriz o “éter”. Como bien explicábamos anteriormente, todo lo que nos rodea es información que puede afectar positiva o negativamente nuestro campo energético.

Por otra parte, los colores tienen la capacidad de calmar, inspirar, excitar, equilibrar o alterar nuestras percepciones, esto los llevó a ser considerados, incluso, como instrumentos terapéuticos en sí mismos. Cada color emite vibraciones características que nos llegan de distinta manera y producen efectos diferentes, tanto en nuestro espacio físico, como en nosotros mismos. Aunque durante muchos siglos la cromoterapia permaneció olvidada, a partir del siglo XVIII científicos y filósofos volvieron a interesarse en ella. Y en el siglo XX empezó a utilizarse con fines terapéuticos nuevamente. Un gran aporte fue el test del color de Lusher, que estudiaba la influencia que los colores tenían en las diferentes partes del sistema nervioso autónomo, el metabolismo y las secreciones glandulares. El estudio del espectro solar mostró que está compuesto por una infinidad de matices luminosos. Por su parte Newton en 1666 demostró que la luz blanca se podía descomponer en los siete colores que percibimos a través de la vista.

La cromoterapia está presente en la naturaleza y podemos apreciarla en la vida cotidiana cómo estos colores nos rodean y cómo la naturaleza armoniza montañas, árboles, mares, cielo, tierra y otros, a través de los colores. Nuestro cuerpo humano canaliza estos siete colores y están representados en nuestros siete puntos energéticos llamados “Chakras”, palabra que en sánscrito, el idioma sagrado de los hinduistas, significa “rueda”. Cada Chakra es representado por un color y está conectado con órganos específicos de nuestro cuerpo. Al visualizar los colores podemos armonizar ese centro energético y funcionar mejor en nuestra vida diaria.

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